miércoles, 11 de noviembre de 2009

Retratos de los mandos medios

Alfredo Iriarte (1932-2002) fue un historiador y escritor colombiano, autor de muchos ensayos, novelas cortas históricas y de ficción.

Además de sus libros, Iriarte hizo contribuciones valiosas a la exactitud y al buen uso idiomático del idioma en su columna "Rosario de perlas", publicada en el diario colombiano El Tiempo por más de 25 años.

Por su profundo conocimiento del español y el prolífico uso de términos raros dentro de una corrección gramatical particularmente rítmica, hilarante y deliciosa (lo que hace que sus libros sean difíciles de traducir a otros idiomas), él fue reconocido como uno de los mejores exponentes de una casi desvanecida y única herencia bogotana virreinal (habitualmente conocida como "sociedad cachaca"), orgullo de alfabetización erudita y estilo de vida caballeroso, sólamente propio de la anticuada y bien educada sociedad bogotana de la última parte del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

En su libro Abominaciones y Denuestos hace una descripción de los mandos medios sin alejarse de la realidad.

Retrato de los mandos medios
Si los lobos estimulan y suscitan con fuerza irresistible nuestra capacidad de vomitar contenido y continente de los entresijos; si los lagartos, además de los antedichos trastornos gástricos, nos inspiran a la vez una tierna compasión, junto con un vehemente deseo de no parecernos a ellos, no hay vocablos ni expresiones en el opulento repertorio castellano para describir lo que sentimos ante la presencia y ejercicio de los mandos medios, ya que se trata de personajes que, sin poseer la intrepidez de los lobos históricos, ni la astucia diabólica de los lagartos que gracias a ella llegaron a brontosaurios, no alcanzan las dimensiones de unos ni de otros. Los mandos medios están, obviamente, bien bautizados, por varias razones. Una de ellas, porque son visceralmente mediocres. Otra, como también su nombre lo indica, porque todos proceden de la apestosa clase media; esa clase de donde proceden todos los lobos, arribistas y escaladores desaforados que, a la par con el terror de hacerse proletarios, experimentan el ansia frenética (y lobísima, por su naturaleza misma), de cambiar de clase, siempre hacia arriba, por supuesto; de abdicar de lo que sea preciso con tal de aproximarse-y finalmente llegar (sic)-al sosiego seguro y apacible que deparan las cumbres.

Como consecuencia de todo ello, el mando medio es servil hasta la abyección con los omnipotentes que están encima de él y severo hasta el despotismo con quienes se encuentran bajo su mando. El mando medio tiene dos órganos que no descansan en su actividad infatigable: la lengua con que imparte lustre a los botines de sus amos y a la diestra con que blande el zurriago de flagelar y disciplinar a los subalternos indóciles. Vive convencido de que la práctica de estos dos menesteres, a la cual mas ignominioso, le granjea el valimiento de los optimates y la obsecuencia sin límites de los menesterosos. Pero lo malo para él es que se engaña. Los de arriba lo menosprecian por lambón y los de abajo lo aborrecen por tirano.

Los mandos medios no conocen ni tienen reparos en perpetrar actos que halaguen, satisfagan o sirvan a sus amos, con tal de que, eventualmente, les resulten útiles para el logro de sus fines protervos. Por supuesto, cuando algunos de estos actos, asi sean los crímenes más atroces, cumplen su finalidad de aupar y consolidar a los de más arriba, estos lo desconocen, pero no dejan de agradecerlo en el fondo de sus coranzoncitos.

¿Qué clase de mando medio es Ud? si es justo, ecuánime, equilibrado, honesto y buen hijo entonces establezca la diferencia.



GLOSARIO:
Abominación: Repulsión, aversión, espanto, horror, repugnancia.
Denuesto
: Insulto, injuria, afrenta, ofensa, dicterio, vituperio.
Contenido: Capacidad, cabida, volumen, espacio.
Continente: Recipiente, vasija, caja, saco.
Abyección: Bajeza, envilecimiento.
zurriago: Látigo con que se castiga o zurra, pene.
Ignominia: Deshonor, descrédito de quien ha perdido el respeto de los demás.
Granjear: Conseguir, captar el valor, la voluntad de alguien.
Valimiento: Ayuda, protección.
Protervo: Malvado, perverso.
Aupar: Levantar a una perspona.


1 comentario:

  1. Vale la pena leer este artículo porque sirve para que revisemos nuestro actuar cuando la vida nos da la oportunidad de supervisar, manejar o ejercer jefatura de una o varias personas.

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